martes, 16 de junio de 2009


El entorno de esta villa medieval no puede ser más privilegiado. Una mancha de pinar cubre toda su área de influencia y en la margen izquierda de un Duero joven y señorial, que alberga en sus aguas truchas, barbos y bogas, se asienta Almazán.
Esta " Villa del mueble" (sobrenombre con la que se le conoce y sector en la que destaca), es industrialmente de las más importantes de Soria y con sus casi seis mil habitantes, de las más pobladas. A sus industrias hay que añadirles las buenas tierras de labor, regadas parte de ellas
con su canal.
La villa, que es un conjunto artístico en el que sobresale el románico, pero sin olvidar muestras de barroco, renacentista y gótico, armoniza con su entorno, fundiéndose con él.
La ermita de Jesús Nazareno, la iglesia de Santa María de Calatañazor, la iglesia de San Pedro, La iglesia de Nuestra Señora del Campanario y por último la joya del románico soriano, la iglesia de San Miguel, son muestras del poderío que tuvo en la Edad Media, llegando a contar con diez parroquias, nueve ermitas, dos hospitales y cuatro monasterios.Retablos góticos y barrocos, bellas imágenes góticas, bajorrelieves... las iglesias de Almazán albergan en sí mismas un verdadero museo para los amantes de este arte.
Almazán en árabe significa "el lugar fortificado" y es precisamente su recinto amurallado, este trazado medieval, uno de los recorridos de mayor interés.
Paseando por sus callejuelas, descubriremos el viejo Almazán y podremos cruzar las tres puertas que se alzan todavía, de las cuatro que se cerraban a toque de queda: la del Mercado, la de Herreros y la de la Villa.
El palacio de la familia Hurtado de Mendoza del siglo XV, con su galería gótico-isabelina, es el edificio civil más importante de esta villa. Ahí se alojaban los reyes Católicos y su corte itinerante; también lo hicieron Carlos V, Felipe II y Felipe IV.